Objetos prestados: microcuentos


CIENCIA FICCIÓN

Y si llegara un hombre verde
Y si llegara un hombre verde
Y si llegara un hombre verde
O azul
En una nave
Qué diría de mí, tan despeinada
Sin adornos ni gracia.
Qué diría de todos por mi culpa


Albis Torres
Cubana (1947)

*

TIRO EN LA NUCA

La silenciosa práctica del tiro en la nuca tiene, por supuesto, leyes rigurosas. Su territorio son los autobuses ciudadanos. El matador debe escoger un hombre para nunca moverse del asiento a sus espaldas. Sólo una cadena de causalidades hace posible la llamada “situación del disparo”, que ocurre cuando el matador queda sentado tras el último viajante. Los choferes son cómplices, fingen que nada ven, pero en el fondo admiran el olfato de los matadores para adivinar quién será el último que querrá descender. Raramente se oye el fatídico disparo: son demasiadas las casualidades requeridas. Por eso es que bajamos tantos vivos del transporte público.


Eduardo Berti
Argentino (1964)

*

LA MUJER SIN CABEZA

Ahora la mujer sin cabeza no doma más leones, ni tigres, ni víboras. La dificultad de su número se redujo: ahora se pasea por los asientos de la platea repartiendo folletos de propaganda, vendiendo cigarrillos y chocolates. Anda de un lado a otro entre los carromatos, tropezándose con las tarimas coloreadas de los payasos, sentándose en los fardos de alfalfa de los elefantes, desde donde mira las estrellas encerradas en cubos. Pasea todo el día y toda la noche. Va sin cabeza pero vigilando, para no caerse. La dejan entrar a la jaula de las fieras solamente para que se reconozca un momento, para que no olvide su nombre que no tiene cara.


Rafael Courtosie
Uruguayo (1958)

*

CUENTO DEL LUNES ENLOQUECIDO

-He venido a matarlo -dijo el empleado de más antigüedad.
-Sea realista –dijo el banquero, imperturbable-. Piense que veinte años atrás, podría haber comprado un fusil. Quince años atrás, una pistola 32. Diez años atrás, cuchillo de mesa. Pero hoy apenas le alcanza para un alicate, un desafilado y endeble alicate nacional. En suma, usted no está en condiciones de matar a nadie.
-Sin embargo, he venido a matarlo -dijo el empleado.
-Ridícula pretensión la suya –dijo el banquero-. Trae usted las manos vacías y no se le notan bultos sospechosos en los bolsillos…
-Aún así, voy a matarlo- dijo el empleado.
-¿Pero cómo? –dijo el banquero, al fin, intrigado-, ¿Cómo lo hará usted?
-Así – dijo el empleado, y comenzó a desanudarse la vieja y sucia corbata endurecida como una soga.


Eugenio Mandrini
Argentino, 1936







Comentarios

Anónimo dijo…
Excelentes los tres microcuentos seleccionados.
llegué al blog buscando el micro-relato de Alvis Torres, sólo recordaba textualmente "que diría de mi, tan despeinada", no la autora ni el título.
Lo voy a usar el jueves en un taller.
Ahora sigo espiando el blog...permiso
Ésta que soy dijo…
Me alegra que hayas encontrado lo que buscabas y espero que espiando te sorprenda algo más que encuentres sin buscar.
Adelante, nomás.

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