Tu última bandera





Aún sabiendo que la seguridad no es de los mejores recursos para dejarse o hacerse amar por este amor, te invito a que me creas tu última bandera, el color definitivo que elijas al pensar que soy una patria vivible, respirable, para que cada vez que pises mi suelo sientas que estás en casa. Hasta poder echar raíces.
Te invito a que conozcas los ejes de mis coordenadas para saber llegar a cada precipicio, a cada árbol, a cada vertiente, a cada río, según lo marquen las horas de tu sed, y así calmarla y lograr amansarte en mi sombra -fresca, de nogal- con la saciedad que sólo dan los frutos nacidos del verano cuando explotan entre los dientes.

Que hagas un territorio tuyo, entre todos los fuegos, sin conquistas de sangre, desde el punto más alto de las sierras hasta la boca y desde la boca hasta todos mis pozos de agua, hasta los dedos y los ojos, que lo camines descalza y con los ojos vendados, casi de memoria, sin perder el vértigo y la sorpresa por si una flor nueva o una estrella, un mar, o alguna fisura de mi continente, te moja o te muerde en medio de tus pasos...

Mientras te invito, me invito: a ser tu tierra habitable, tu tierra, para las estaciones que nos lleguen, en nuestros meses sin nombre.


Comentarios

UnaTal dijo…
No sé si puede decir esto acá,pero igual... yo te amo.

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