Palabras
El mundo tiene sus ideas.
Las personas tienen sus ideas y sus ideales.
Los frascos se llenan de pastillas de colores y vienen de distintos tamaños.
Las palabras son frascos transparentes que llenamos de colores turbios o plenos, que son difíciles de digerir , a veces son amargas, a veces dulces, otras, son placebo, pero siempre,siempre, tiene un efecto.El efecto de las palabras en la boca de los otros no es el mismo que en sus oídos ni en los nuestros.
Las palabras son bichos raros de encontrar, aunque sean abundantes. Quiero decir, la palabra que se busca, difícilmente se encuentra, la que decimos siempre es otra, una extraña con la autodeterminación de decir lo que ella quiere decir y no lo que nosotros decimos. Los hombres -las mujeres- pecamos de falta de coherencia, de exceso de confianza, de distracción al elegir el frasco, la pastilla, el tono, el sabor. Los hombres -las mujeres- no entendemos el mundo de las palabras, ni ellas nos comprenden, por eso lo que yo digo, difícilmente será lo que digo. Son las razones de la lengua y sus laberintos, de la cóclea y la psicología, de la dialéctica y la dramática, de la gramática y la psiquiatría. La obscenidad del significado nunca es nuestro, el sentido del verbo, su carne, siempre es sangre de otro cuchillo.
Las palabras son bichos raros de encontrar, aunque sean abundantes. Quiero decir, la palabra que se busca, difícilmente se encuentra, la que decimos siempre es otra, una extraña con la autodeterminación de decir lo que ella quiere decir y no lo que nosotros decimos. Los hombres -las mujeres- pecamos de falta de coherencia, de exceso de confianza, de distracción al elegir el frasco, la pastilla, el tono, el sabor. Los hombres -las mujeres- no entendemos el mundo de las palabras, ni ellas nos comprenden, por eso lo que yo digo, difícilmente será lo que digo. Son las razones de la lengua y sus laberintos, de la cóclea y la psicología, de la dialéctica y la dramática, de la gramática y la psiquiatría. La obscenidad del significado nunca es nuestro, el sentido del verbo, su carne, siempre es sangre de otro cuchillo.
No sabemos y pretendemos saberlas domesticadas, calmas, nuestras. Puras mentiras.
Las palabras son la selva, el gusto de lo ajeno que se nos presta para intentar llevar a otro esa cosa que nos caracolea en la cabeza, ese aroma, esa emoción, esa sinrazón. Ellas se prestan, nada más, prostitutas que jamás nos besarán en la boca. Siempre otras diciendo lo otro. Siempre ellas, ensimismadas y propias, tan suyas y sabidas. Tan verdes, o rojas, o explosivas, tan negras.
Por eso, es mejor el silencio.
Comentarios
Carmen Passano
Gracias por pasar!