Guerra fría


En medio de esta guerra fría, las novedades se sienten apenas como un placebo. Como una cánula con morfina que le miente al dolor, que lo enlentece y lo distrae, a pesar de que siga avanzando y corroyendo hacia el centro mientras suspende el round por el tiempo necesario.
"Lo viscoso encoleriza mejor que la arista" dijo Andrés F. y tiene razón. Tu inercia que, ajena a todas las leyes físicas, no te mueve y me llena de arañas la garganta, las manos y la boca. Esta falta de movimiento que te empobrece. Esas jugadas arrastradas y ezquizofrénicas de nene bueno con asesinos a sueldo e investigadores privados para no mancharte las manos. Tu dar vuelta los dados para seguir retrocediendo casilleros. Tu lengua que se esfuerza en convertirme en algo sí como el doppelganger del lobo feroz en medio de las cancioncitas silbadas de falsa felicidad. Y este contínuo acomodarte la aureola frente al espejo para irte al mismo trabajo y ver a los mismos amigos; hacen que me crezca esta náusea de alfileres a cada trago de saliva, que me produzca un incómodo cólico mental.

En este rincón, por siempre, mirar al oponente asombrosamente desconocido y pensar mientras se encuentra el oxígeno por dentro, cuál será la causa de su lucha. Cuál; mientras apela al cansancio.
Clavarselé en los ojos por poder clavarle algo.
Perderse en la búsqueda y olvidarse de la campana. Esperar, con los soldados en las trincheras. Resistir...con el maxilar preparado, y poner la otra mejilla,no por mandato mesiánico: por provocarlo, por estrategia.

-Me pegás y gano por knock out.

Muerdo el protector bucal para no escupirle en la cara. Con algo retorcido en el corazón, un resorte oxidado a punto de romperse.

-Ésto sería catarsis: un gancho de derecha en el mentón y ver como el tiempo te congela en el aire mientras caés, como mirar un plano panorámico de la retirada en medio del fuego de una infantería que nunca se animó a atacar.
Todo sea por verte irte.

Pero apretar los puños y esperar (resistir) la llegada de lo urgente con las uñas clavadas en la palma de las manos...

-Falta Hiroshima y todavía no sé quién sos...

Comentarios

Aurefaire dijo…
Chanes tocaya... q pedazo de cuento... se me puso la piel de gallina... como siempre esa asomborsa capacidad de comunicar sentimiento en tus letras... gracias por compartirlo!
Besitos de hada!!!
delarena-una dijo…
Este texto "te dice" tanto... como el título de tu blog...

Animal...
poética...
y más que lúcida.

Siempre un placer leerte, estimada.
Mis cariños.
Ésta que soy dijo…
Por favor,gracias a vos por la reincidencia en la visita, tocaya!
Fue un gustazo conocerte, cara a cara!
A ver para cuando se deja ver eso que estaban escribiendo,eh?

Un abrazo
Ésta que soy dijo…
Paradojicamente, estimada, creo que cuando me pongo a mirar desde mi costado de animal feroz (esos que muestran los dientes) me vuelvo más lúcida...

Mi cariño,también.
Nos seguimos viendo...
Verónica Cento dijo…
Muchacha, qué puedo decirte? el dolor y la rabia a pleno. Qué bien decís ciertos dolores,Stig, en serio.
Hubo una frase que me recordó otras cosas de mi pasado:

"todo sea por verte irte"


Te mando un abrazo. Acá sigo leyéndote.

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